En ciertas ocasiones, para que ocurra un
suceso se necesitan la confluencia de muchas circunstancias a la vez.
Y a veces, con que falle una sola de ellas, el evento no llega a
producirse jamás. Es la eterna discusión de determinismo, o no. Einstein
llegó a la conclusión de que Dios no podía estar jugando a los dados
con nosotros y Stephen Hawking
afirma que Dios no sólo juega a los dados, sino que a veces también
los echa donde no se pueden ver. Bien, pues nosotros escogemos la
libertad de pensamiento y lo dejaremos fluir en un pequeño ejercicio
mental ...
Si nos
cuestionamos qué relación pueden llegar a tener; “ Niagara
-piezas – bicicleta – crisis - catarata y caja”; podemos en
seguida contestar una parte del enigma: Cataratas encaja con Niagara,
pero para el resto es difícil encontrar una relación. Intentadlo
unos segundos …
Para solucionar un problema primero tenemos que hacernos las preguntas correctas: la
crisis, ¿ha sido fruto de una especie de sistema interactivo de
elementos causa efecto? Las primeras causas fueron programada o
frutos del azar? ¿El todo (la situación actual) es más que una
suma de las partes? ... ¿O bien ha pasado ese "todo" por casualidad y mala
suerte?
Al no poder ni siquiera estar seguros cuándo formulamos las preguntas correctas utilizaremos un modelo: éste nos permite plantearemos una situación más sencillas que después podemos traspasar al problema real en estudio, y puede que lleguemos a algunas conclusiones.
Supongamos que
tenemos desordenadas todas las piezas de
una bicicleta por el suelo y pensamos -¡menudo lío!- Si tal como están, las
recogiéramos todas y las metiéramos en una caja metálica,
con una tapa de cierre hermético, ¿habría posibilidades de que moviéndola enérgicamente, a ver qué pasa, esas fuerzas
ordenasen las piezas y montasen la bicicleta?
También le podríamos aplicar corrientes
eléctricas, o precipitarla por las Cataratas del Niágara; y como el
peso del agua que desaloja sería mayor que el suyo propio (pongo
esta pequeña condición), pues flotaría y la podríamos recuperar
después de haber sufrido infinitos vaivenes. Las partes de esa bicicleta seguirían,
con mucha mucha probabilidad, desordenadas; y sin duda en
peor estado. Es decir, aún nos alejaríamos más del orden en una situación mucho más caótica y seguiríamos sin poder disponer de la bici para practicar
nuestro deporte favorito. Por lo tanto, dejar el montaje de las
piezas de la bicicleta, al azar, no nos serviría de mucho,
considerando las probabilidades.
Pero si, con
habilidad mecánica y paciencia ajustamos cada pieza en su lugar, sí
que la tendríamos lista para pasear. Aquí, el todo (la bicicleta) sería más que una
simple suma de las partes (como cuando estaba sin montar). Es a
partir de ahora donde podemos tomar nuestra bicicleta como modelo de
la crisis y planteárnosla, o no, como una suma de partes caóticas
que nos han llevado al desastre, o como una bicicleta bien montada
para que unos cuantos se suban y se den un agradable paseo a nuestra
costa. O bien, ¿un poco de cada cosa?
Si fuese una suma
de partes caóticas que nos han llevado al precipicio, a la crisis;
pues entonces no tendríamos nada que hacer. Agua y ajo ¡Mala
suerte! Habría que salir adelante como fuese … Y lo que es peor:
nunca podríamos controlar nada porque no habría habido culpables,
en nuestro modelo ciclista no ha habido mecánicos hábiles capaces
de montar nada. Volvería a ocurrir lo mismo por diferentes
circunstancias, ya que también éstas escaparían a nuestro
control, opción que no nos interesa.
Si la crisis nos
la han montado unos “golfos” para disfrutar del paisaje campestre
desde el sillín de su bicicleta robada, habría motivos para estar
muy enfadados, aunque fuese por motivos de supervivencia; y
deberíamos tomar medidas (el control) para que no nos la vuelvan a
liar .
Si es un poco de
cada, habrá que pensar que ha intervenido el factor suerte, para esa
minoría de golfos, y mucha mala suerte para la población. Ahí
hubiera estado el azar ayudando a quienes pretendían llevar a cabo
este desaguisado y enriquecerse enviándonos a nosotros a la
indigencia.
Aunque debemos pensar que para ayudar al factor suerte ya
debía haber un premontaje de muchas piezas de nuestra bicicleta. Es
decir, que muchas condiciones para que llegáramos a esta situación
estaban ya trabajando en nuestro contra, y esta opción también
implica culpables.
¿Cuáles serían
esas piezas ciclistas en el momento que estaban en el suelo?
Crisis de
valores; en la que ha tenido mucho que ver el relativismo
potenciador de una nueva y falsa doctrina destructiva, cuyo nombre
es “corrección política”. Esa corrección política ha sido
fruto del montaje, primero mediante la manipulación, aprovechando
verdades a medias y mentiras a medias. y después mediante la
aplicación del poder en caso de disensión. Más perverso que la
ausencia de valores es la vinculación, voluntaria u obligatoria, a
falsos valores. Y lo peor de todo; la corrección política es
antagónica a la libertad de pensamiento. Donde hay la una, no puede
existir la otra.
El ciudadano
ha gastado más de lo que podía permitirse, y esa deuda impagada
tiene que ser asumida por los bancos y después, esos bancos
rescatados por nosotros. Eso nos han dicho … ¡Oyes! Y aquí todos
coinciden y nadie lo discute... Pero resulta una verdad a medias. Ha
sido el truco del palo y la zanahoria. Al ciudadano le han hecho
creer que podría disfrutar ahora de unos bienes antes de ganar el
dinero comprándolos con el trabajo que realizara en el futuro. Al
quitarle el trabajo, no sólo le han robado el futuro sino el
presente y el pasado. De pronto, alguien ha cortado el grifo de
golpe en el momento oportuno. Los ricos se han vuelto más
ricos y la clase media más pobre ¿Y quieren que creamos que estas
dos piezas se montaron solas cuando caían en una caja por una
catarata? Aunque no podemos considerar certezas sí podemos hablar
de probabilidades. Escojan Vds. señores ...
Conozco una
empresa, perteneciente a un consorcio internacional, con sede en
Holanda, que tenía planificado, hace ya más de cinco años, cerrar
justo para cuando precisamente saltó lo de la burbuja y los trabajadores a la calle con una mano delante y otra atrás... ¿Casualidad?
Los trabajadores, con una media de antigüedad de treinta y cinco
años, tuvieron la suerte y la inteligencia de atar cabos sueltos y
forzar el cierre antes de esa fecha. Desde luego, no sospechaban lo
de la crisis, pero se dieron cuenta de las intenciones de ese grupo
inversor. Fue aquello de coge el dinero y corre antes de que vengan
los ladrones y se lo lleven por ti.
El papel de
los sindicatos ha sido patético, interesados en mantener privilegios y
constituirse como casta. Los mismos liberados de siempre llevan años
y años en la poltrona sin dar palo al agua. Al estar
subvencionados están sujetos a corrupción y … ¿para que van a
defender a los trabajadores si sus privilegios se mantendrán
cierren las empresas que cierren? Y si consideremos que a más ERES más ganancia, pues como que los trabajadores no juegan con cartas muy buenas.
Hemos perdido
derechos añejos que ya se tenían antes de la transición. Ahora se
trabaja en condiciones que jamás antes se hubieran aceptado; y que en estos momentos, viéndose en la cola del paro, el trabajador admitirá por
supervivencia. ¿Casualidad? En mi opinión la misma que la de
nuestra caja flotando por las Cataratas del Niágara, pues tendréis
que admitir que es mucha casualidad que una rosca fije un pedal por
puro azar. Nosotros, cada vez más cerca de condiciones laborales tercermundistas y los pequeños empresarios sin oportunidades y condenados también a la indigencia. Cada vez más dependientes de los grandes grupos de inversión y trusts.
Las
inversiones del estado han sido muy mal planificadas, contando con
un dinero de fondos europeos a los cuales no se les ha sacado
rendimiento, derrochando con obscenidad ese dinero sumado al del contribuyente,
porque como “no era de nadie” mejor que acabe en una cuenta
personal. Y así se completaba el circuito, muchas veces, en el lugar
de donde salió; en cuentas de los paraísos fiscales. Tampoco es
cierto, no creo que ningún gobierno cometiese la estupidez de creer
que le iban a regalar el dinero. Cualquier trabajador que se
hipotecó para tener un techo y un coche, sabía perfectamente que
los recibos de la hipoteca eran sagrados; y o los pagaba o se
quedaba sin casa. Así, los gobiernos debieron hacerse el mismo
planteamiento.
Normalmente una familia contaban con el sueldo de la
pareja: uno para pagar la hipoteca y otro para los gastos. Incluso
había para costear algún pequeño lujo de vacaciones o lo que
fuera.¡Ah!, pero es que los gobiernos que hemos tenido, que son más
de diecisiete, sabían que ellos no tendrían que pagar los
préstamos, que para eso estába el pueblo. Ellos, responsabilidad
cero con una patente de corso que les aseguraba el indulto, en el
peor de los casos. Y encima, los políticos se intercambian y
asignan, sin el menor pudor, medallas y sueldos vitalicios
indecentes por una gestión más indecente todavía...
¿Y quieren que
creamos que lo que ha pasado es por azar? ¿Simplemente que la diosa
fortuna nos ha cogido manía a los españolitos de a pie? El
ciudadano cayó en una trampa, y el político en una
irresponsabilidad en el mejor de los casos, y en el otro nos hizo
víctimas de su más abyecta ambición y corrupción. Por condenar a un pueblo a
la misma indigencia que hubiésemos sufrido en un periodo de
posguerra; pero sin haberla pasado, se autoasignan un jugoso sueldo
vitalicio. Y tienen la jeta de llamarlo democracia.
Corrupción
en estado puro y duro. Cuando la corrupción penetra en una sociedad
¿puede ésta sobrevivir? Su objetivo colectivo de unión y progreso
se pierde, y se cambia por otro individual, interesado y de saqueo.
… un organismo gangrenado tiene pocas probabilidades
de sobrevivir si no cercenamos. Y aquí podemos englobar cajas de ahorro, directores
corruptos con indemnizaciones indecentes, saqueos sistemáticos de
fondos … en fin. Todo lo que nunca se castigará y todo el dinero
que jamás recuperaremos.
Este saqueo
es responsabilidad de un sistema corrupto que no es democrático.
Los dos grandes partidos han gobernado bajo el chantaje de los
nacionalista; es decir, de aquellos cuyo objetivo es destruir
España. Como lo que ha importado es la supervivencia del partido,
pues eso es lo único que ha sobrevivido ¿o veis a algún político,
a algún familiar de político en la cola del paro y condenado a la
indigencia? Y lo que es peor. Si no cambiamos el sistema, si no
llegamos a un consenso, la mayoría de los españoles para eliminar
la partidocracia y sustituirla por una democracia real con división
de poderes y un control exhaustivo de la gestión que hacen los
políticos de nuestros bienes, el abismo entre clase parasitaria e
indigentes será cada vez mayor.
A la orgía
se han sumado ayuntamientos, comunidades autónomas, sindicatos,
infinidad de asociaciones subvencionadas, el mundo del arte y
tantos, tantos otros; que la escisión social ya es un hecho. Cuanto
más se separe una de otra más difícil será arreglarlo; a menos
que fracasemos del todo como sociedad y esto acabe en una guerra
civil. Eso satisfaría un curioso principio, donde el caos se arregla
con otro caos peor, y mucho más destructivo: los llamamos
revoluciones, guerras. Es como cuando apagan un incendio con una explosión u
otro incendio controlado; y eso es lo que ocurrió en la Revolución
Americana o la Francesa. ¡Cuidado con los patriotas o su versión
más salvaje e incontrolable de los sans culottes!
Hemos pasado del
“pienso, luego existo” cartesiano al pago impuestos, luego
existo. Dicho ministerio es el más importante y donde no se ha
escatimado en gastos y tecnología punta. Donde están los mejores
superordenadores … para controlarnos a nosotros - a ver si hemos
cometido el pecado mortal; aquel en que eres culpable aunque
demuestres lo contrario, como en El Juicio de Kafka… Mientras, la
justicia, piedra angular de la democracia, tiene ordenadores
obsoletos, humedades, expedientes amontonados en los lavabos, y la
policía tiene que “pagarse las balas” y la gasolina. ¿Es casualidad que sean estos estamentos los peor tratados y que sean lentos de funcionamiento por falta de medios? Desde luego, nunca
podremos pagarles su abnegada labor y los sacrificios a los jueces y
policías honrados, que junto con el ejército constituyen la base
que hace que no se nos caiga el edificio encima. Y luego estamos los de
abajo, los que estamos en la trinchera … y los que trabajamos o
hemos trabajado toda nuestra vida para pagar lujos y vicios de muchos que nunca serán juzgados. Y si lo son, ahí estarán estos gobiernos para indultarlos ¡Viva la Pepa!, pero 'Ojalá hubiera vivido!
Y las cuentas de
los paraísos fiscales, sean en Suiza o en una Sicav engordan,
mientras la clase media está sistemáticamente siendo saqueada y
destruida.
Es verdad que se tiende a la globalización y a igualar, pero una parte de la población mundial se iguala en
la pobreza y la otra en una riqueza cada vez mayor.
Y estoy seguro de
que el amable lector, si ha tenido la paciencia de seguirme hasta
aquí, analizará con más acierto y profundidad; y se le ocurrirán
más puntos de forma más acertada que a mí. Pero eso no hará más
que montar esa bicicleta de la que hablábamos al principio. Esa
bicicleta no son piezas sueltas sino que cada una cumple su función y alguien las montó. En algunas o en todas partes de nuestro modelo ha hecho falta un mecánico y, en mi opinión, hay que abordar el problema desde dicha perspectiva, considerando que el todo es más que la suma de las partes ...
Si admitimos esto, entonces resulta evidente que tal como comentamos al principio, si falla una sola de las piezas se acabó lo de la bicicleta. Hay que encontrar la más débil o aquella en la que se pueda actuar. ¿Qué tal algo que podemos hacer entre todos? Exigir al gobierno una consulta, a todos los españoles, para ver si queremos seguir manteniendo las depredadoras autonomías. Después, se podría pasar a lo de sustituir la partidocracia por una democracia real.
Vicente Jiménez