martes, 26 de febrero de 2013

¿ Qué es aquello que siempre, siempre nos ocultan ?


Aunque en este artículo se mencionan temas como el paro, la inmigración, el reparto de bienes o los impuestos, no pretende hablar de nada de esto. Este artículo trata sobre lo que nos ocultan.
Aunque sea una perogrullada, antes de usar hay que coger de algún sitio, y tenemos cierta vocación a olvidar una verdad tan simple. Cuando aceptamos una desventaja o perdida para obtener alguna ventaja que nos compense, estamos negociando: por un lado perdemos algo, por el otro obtenemos algo a cambio. Si una estudiante dedica una hora al estudio de las matemáticas y no de la física, esa hora que gana en matemáticas la pierde de física; o de tiempo libre, o de beber unos vinos con los amigos, o de un trabajo a tiempo parcial cuando había trabajo en este país. En muchas ocasiones las situaciones más cotidianas de la vida las planteamos como negociaciones, aunque estemos negociando con nosotros mismos: damos algo... recibimos algo a cambio. En política también, cómo no, ocurre igual: una empresa debe mantener las cotas de contaminación a los niveles que han marcado las políticas medioambientales promovidas, en muchas ocasiones, por grupos ecologistas o de izquierdas y que los tecnócratas del gobierno se encargan de traducir. Esto encarece los costes de producción, con lo que el precio final del producto queda también afectado. La demanda baja porque al ser más caro muchas capas de la sociedad ya no pueden acceder al producto: la empresa se ve afectada, bajan los beneficios de la fábrica, bajan los sueldos y se produce pobreza. Por un lado le hemos dado algo a la naturaleza, pero por otro esa política se traduce también en pobreza. En el artículo anterior comentaba cómo una forma de ingeniería social era dar una sola parte de la información y no mencionar para nada la otra: no hace falta explicitar qué parte darían y cuál ocultarían en general cuando nos desinforman de algo.
El reparto equitativo y la eficiencia también entran en conflicto. Eficiencia significa obtener el máximo para la sociedad de unos recursos que son limitados. Reparto equitativo significa que todos obtienen una porción de esos beneficios sin importar su contribución. La eficiencia nos marcaría el tamaño del pastel y el reparto los trozos en porciones iguales.
Consideremos políticas que igualen el reparto del pastel en lo que hemos llamado estado del bienestar. El sistema sanitario y de desempleo, por ejemplo, intentan ayudar a aquellos que más lo necesitan en ese momento y el de impuestos gravar más a los que han obtenido mayores beneficios. Pero cuanto más se reparte más se le quita al que se ha esforzado y entonces, al negociar consigo mismo (como la chica estudiante del principio) aquel que se esforzó perderá en productividad... ¿para qué voy a trabajar tanto si luego no me queda nada?, se preguntará.
¿Quiere esto decir que no se han de llevar a cabo políticas de ayuda al desempleo y de reparto equitativo? Desde luego que no... pero sí hemos de ser conscientes de las consecuencias. De la visión global del problema y no de la parcial con la que nos suelen regalar los partidos políticos y sus vías de trasmisión: los medios de comunicación.
Cuando uno de los partidos decía que papeles para todos los inmigrantes llegasen o no legalmente estaba sin duda poniendo el peso en el reparto equitativo: basta con llegar a España de cualquier forma y ya tenías cubiertos todos los gastos sanitarios e incluso, en muchas ocasiones, un racismo positivo a tu favor que te daba un sinfín de ventajas en todo tipo de ayudas sociales que les eran negadas a los nativos cuando las necesitaban y que eran quienes sí habían pagado religiosamente sus impuestos. Desde luego, afectaba negativamente a la eficiencia ya que la competencia desleal de los empresarios sin escrúpulos que contrataba a los “sin papeles” empobrecía a las clases trabajadoras y las empresas que jugaban limpio. Esto siempre lo obvió la izquierda, pero debe saberse. ¿Dónde estaba el fallo? En que papeles para todos es un planteamiento económicamente suicida para una sociedad que quiera sobrevivir. Así de simple... se creó un efecto llamada que agravó el problema todavía más e incluso desde Europa nos tuvieron que llamar la atención, ya que en un efecto dominó desastroso el problema les salpicó a ellos también.
En todas estas situaciones nos han ocultado algo. Eso es lo que hemos de subrayar: que cuando obtenemos algo siempre hay un coste. Si nos dicen lo que obtenemos y nos ocultan el coste no están siendo honrados con nosotros. Es más, no creo que nunca lo sean. Por lo tanto, cuando nos den algo, sea un Eurovegas, un país nuevo separado de España, o cualquier otra cosa... pensemos que nada es gratis: siempre tendremos que pagar un precio. Y si nos lo ofrecen bonitamente por la cara, puede que debamos considerar muy seriamente si nos conviene o no. Aquello que siempre nos ocultan es el precio a pagar... nada es gratis.
Vicente Jiménez
Bibliografía
Mankiw N. Gregory, Principles of economics,Harvard University, Cengage Learning, 2010
Waldman Mikel, Common Sense, Sourcebooks, Inc, 2008
Donkin, Richard. Blood, Sweat & Tears - The Evolution of Work ir a enlace

martes, 19 de febrero de 2013

Once formas de aplicarnos ingeniería social



Once formas de aplicarnos ingeniería social

Un paella no es una simple suma de ingredientes mezclados, ya que el resultado final depende también del cocinero y de cómo perciben el plato los comensales. Tampoco podemos cometer la ingenuidad de considerar la ingeniería social como una simple suma de trucos para influir nuestro comportamiento, nuestra visión de la realidad y las relaciones sociales. Otro motor que impulsa los cambios sociales son los descubrimientos.
Sabemos que la ingeniería social ha estado en nuestras vidas desde los albores de lahumanidad y que evidentemente la tecnología añadida a la experiencia han ampliado la diversidad y el abanico de posibilidades.
 Los ingenieros sociales llaman vectores a cada actuación o acción realizada con objeto de  influir en nuestro comportamiento y la realidad que percibimos para conseguir algo de nosotros.
 En nuestro modelo de la paella los vectores vendrían a ser los ingredientes, la cocción, el tiempo necesario y todas las instrucciones de la receta incluyendo la reacción esperada por parte de los comensales, y el cocinero representaría el rol del ingeniero social.
Dirijamos nuestra atención a qué se debe nuestro interés por estos vectores ... ¿A quien no le gustaría saber qué demonios está pasando? ¿Cómo la clase media ha sido empobrecida en las sociedades occidentales en unos pocos años? ¿Cómo es que se ha globalizado la pobreza y ciertos banqueros ni siquiera saben en qué gastar sus obscenas bonificaciones y han multiplicado meteóricamente su riqueza personal? Y en España, ¿como hemos llegado a estos niveles de corrupción y depredación social en el plano político y de las cajas de ahorro?
No, no estamos considerando unos simples trucos. De ahí la importancia de ser conscientes y categorizar algunos vectores, para tener la opción de defendernos, si podemos. Como todo en la vida, no tendremos nunca la certeza absoluta de acertar y comprobaremos que no es una labor fácil descubrir este tipo de juegos, ya que no existe demasiada información divulgativa por razones evidentes. Pero eso no nos quita  investigar un poco por nuestra cuenta para montar y clasificar nuestra colección particular. El primer hecho es evidente. Los ingenieros sociales parecen mantener sus secretos con un celo casi parecido al de los físicos nucleares. No es algo expuesto y divulgado fácilmente en periódicos ni revistas.
  • Empezaremos con un vector evidente. Dar sólo una parte de la información. Lo que imprime valor a esa información es la veracidad de parte de la misma. Imaginemos que lees un titular sobre alguien que bebió y no pudo conducir a casa. Inmediatamente nos inducen a pensar que esa persona bebió demasiado alcohol y por eso no pudo coger el coche. Pero la información completa es que bebió agua y se le estropeó el coche. La omisión deliberada de una parte de la información nos puede manipular a conclusiones erróneas. Últimamente se repite en los medios la tragedia de los seis millones de parado, pero al obviar que Rajoy recibió cinco millones de parados inducen a pensar que el único responsable es él. Si una mentira se repite muchas veces acaba por convertirse en verdad, decía Goebels, ministro de Hitler. Si queremos no dejarnos manipular debemos mantener una memoria histórica de los hechos que realmente hemos vivido, para ser objetivos, y no de lo que nos dicen que hemos vivido. Tampoco podemos simplificar cuestiones tan serias a un Barça Madrid, valga el símil; con Zapatero esta partitocracia tocó fondo pero los votantes de derecha esperaban que Rajoy pusiese este país patas arriba y hasta ahora no lo ha hecho. En vez de recortar políticos y como mínimo reducir drásticamente competencias a las autonomías, depredadoras, nos ha recortado a nosotros, los ciudadanos … y el expolio sigue; televisiones autonomicas, embajadas duplicadas, corrupción etc...
  • Nuestro siguiente vector es cortar la información vertical tanto en una empresa como en un pais. Mats Alvesson, profesor en la universidad de Lund sugiere esta cuestión aplicada a las empresas en su teoría de la estupidez funcional donde "la falta de reflexión crítica entre los trabajadores y su falta de astucia ayuda a promover “el consenso interno, evitando así que se cuestionen las decisiones tomadas por la dirección o las estructuras de poder. Una peligrosa paradoja, pues como él mismo reconoce, la reflexión crítica es fundamental para superar y prevenir las crisis. Sin embargo, a corto plazo “aumenta la productividad”. Buenoooo ... nos acaban de indicar el barro donde los políticos de una partitocracia les gusta revolcarse, ya que ellos lo que buscan son los réditos rápidos en popularidad, votos o tres por cientos aquellos que son corruptos. Tenemos una carencia atroz de estadistas que inviertan a largo plazo pensando en el pueblo. Mientras, a nosotros nos entretienen los medios discutiendo de otras cosas, de forma que no existen críticas sobre los dos problemas reales; partitocracia y autonomías y seguimos hablando de los efectos que sufrimos por ello: corrupción, desahucios, indigencia, prima de riesgo etc...
  • Otro vector fácilmente reconocido por todos sería el de la educaciónOrlando Figes, en su libro Los que susurran explica los planes de los comunistas rusos de la década de los años veinte con respecto a la educación de los niños: “Tal como consideraban los bolcheviques, la familia era el mayor obstáculo para la socialización de los niños. Al amarlo, la familia convierte al niño en un ser egoísta, y lo alienta a creerse el centro del universo, escribió la teórica de la educación soviética Zlata Lilina. Otro teórico de la educación decía: ‘Obligar a la madre a entregar su niño al estado soviético: esa es nuestra tarea’”. Afortunadamente esto no nos ha ocurrido a nosotros pero en estos momentos sufrimos el vergonzoso fracaso de la LOGSE y la aplicación de las virulentas y sectarias doctrinas nacionalista.
  • El “overflooding” o sobreinformación es un vector muy eficaz para diversificar la atención y esconder algo que interesa. En estos momentos, la enorme cantidad de información sobre los escándalos de corrupción hace que unos se tapen a los otros. Ya nadie recuerda o da importancia, por ejemplo, al caso Faisán o Campeón porque los medios han centrado nuestra atención en unos nuevos, que a su vez quedaran disueltos por los que salgan a la palestra dentro de un mes, hasta que se hable de otra cosa. El caso es que podemos contar con los dedos de la mano los políticos encarcelados por corrupción y con ninguna mano los directores generales de Cajas de Ahorro que han tenido que devolver el dinero después de hundir una Caja con su gestión legalmente deshonesta. También tenemos el caso de sobreinformación centrada en un solo tema: en estos momentos la corrupción, que precisamente está teniendo efectos negativos en nuestra credibilidad y la famosa prima de riesgo que ni habíamos tenido el gusto de conocer antes.
  • Otro vector es controlar bienes esenciales y escasos: “Hemos visto informes de cómo los paquetes de ayuda humanitaria se utilizan como chantaje para que la población más necesitada votase una determinada facción política” apunta, por ejemplo, AllAfrica.com Consideremos en nuestro caso, ahora, el trabajo y el dinero como bienes imprescindibles y escasos en Occidente. Igual que los dinosaurios se extinguieron en el mismo momento en todas partes del mundo a la vez, así ocurrió con el crédito. Carecemos de información para deducir si las causas han sido tan elementales como dejar resquicios más o menos legales de acceso por donde se han colado los banksters (banqueros + gangsters) y todo ha resultado consecuencia de un fenómeno natural, como la extinción de los dinosaurios, o consecuencias de ingeniería social destinada a acabar con los logros sociales de una clase media predestinada a sucumbir por el "credit crunch" ¿Ingeniería social muy agresiva en contra de la sociedad del bienestar que tantos esfuerzos y sangre costaron o fenómeno natural consecuencia sólo de la corrupción? Parece que surgen algunas voces defendiendo un ataque en toda regla a la línea de flotación de la clase media defiende Stan Liebowitz, un profesor de economía en la Business School de la University de Texas en Dallas. Según Stan ha sido la combinación del buenismo y la ingeniería social, que defendía que el crédito de las hipotecas debía ser abierto a las minorías más pobres sin ningún tipo de garantías. El Partido Demócrata llego a obligar a los bancos a seguir este tipo de políticas mediante una ley. Esto alimentó la subida de la vivienda con lo que subieron las hipotecas en un proceso que se fue retroalimentando en un efecto multiplicador y el resto lo sabemos. Lo triste y sospechoso es que todo esto era previsible. Si a esto sumamos la inmigración masiva y descontrolada que ha sido ampliamente beneficiada socialmente con las doctrinas progresista, ya tenemos el cóctel perfecto para el derrumbe de la clase media. ¿Casualidad y es que ha ocurrido así, o ingeniería social? Es para planteárselo...
  • Predisponer o motivar también son vectores interesantes a tener en cuenta. Con ellos se induce la reacción del ciudadano ante cierto tipo de informaciones. Es como cuando alguien con cara sonriente te va a contar un chiste “¿Sabes aquel de …? Y te predispone a la risa sólo con verle la cara … Así funciona nuestro cerebro y los ingenieros sociales lo saben bien. Pueden apelar a los instintos más básicos de amor a la familia y de protección de los tuyos para que se acepten cierto tipo de leyes o normas y se pierdan cotas de libertad. Este tipo de vectores implican saber con mucha concreción el objetivo que se quiere lograr de nosotros.
  • Otro vector muy similar sería limitar las opciones hacia una dualidad. A veces unos vectores pueden depender de otros, como predisponer puede depender de limitar las opciones. Su eficacia requiere de bases muy sólidas de planificación y un pacto entre los actores. El ejemplo más triste es que este tipo de manipulaciones están potenciando el bipartidismo en España. Para prueba un botón: En este momento la discusión en la calle centrada sobre el caso Bárcenas divide a unos y otros a favor de  Rajoy o no. La izquierda se echa a la calle pidiendo la dimisión y los simpatizantes dirigen su mirada al desastre nuclear que causó el presidente Zapatero. Lo triste es que ninguno de los dos ven que existen otras opciones como votar a partidos nuevos, o mejor aún requerir un deslizamiento de esta partitocracia hacia una democracia más sólida y real donde los políticos estén verdaderamente embridados por el pueblo y exista una absoluta división de poderes..
  • Escenificar es otro vector muy utilizado para influenciar a la opinión pública. La forma de vestir, gestos, lugar, escenario. Todo está estudiado hasta el mínimo detalle, por ejemplo, en las campañas electorales. ¿Quién no recuerda la famosa chaqueta de “currante” que llevaba Felipe González para que sus votantes se identificaran con él y asegurar el voto? Esa chaqueta quedaba colgada en el armario hasta la próxima campaña. Un simple objeto en cierto contexto puede utilizarse como vector de escenificación. Otros pueden ser la típica foto con un niño en brazo, inauguraciones de una autopista o complejo deportivo, etc.
  • La concesión también es un vector que se ha utilizado para aplicar una potente ingeniería social en España. Si te portas bien, y con el carné del partido en el bolsillo, tienes la vida solucionada … un cargo en … y el resultado final ha sido un clientelismo destructor de la cultura del esfuerzo y la más abyecta corrupción hasta llegar en altas instancias al tráfico de influencias o evasión de capitales a paraísos fiscales. Y por poner un ejemplo de clientelismo con dinero que pagamos todos mientras se recorta en educación y sanidad, de aquí y de allí, cuarenta y dos trabajadores de TV3 cobran más que Rajoy. Nada que decir si se tratase de una empresa privada dispuesta a pagar dichas cantidades y los accionistas estuvieran de acuerdo por los beneficios que reportan esos profesionales. Pero el caso es que se trata de una TV pública autonómica en un momento de crisis y recortes muy severos en servicios básicos: mantenemos TV3 pero recortamos educación y sanidad... Otro ejemplo del vector concesión lo encontramos en el voto cautivo, muy utilizado por ciertas ideologías que dicen apoyar a sus protegidos cuando lo que hacen es cortarles la dignidad, la libertad y toda posibilidad de movilidad social, con lo que se ha venido a llamar pesebrismo. En definitiva se trata de "no te obligo, pero si te portas bien te premio..."
  • El siguiente vector es diversificar la atención hacia lo accesorio y evitar que nos centremos sobre lo esencial; algo parecido a la prestidigitación. Es como hacer que te fijes en los síntomas y nunca en la enfermedad. Sólo basta prestar un poco de atención analítica a las manifestaciones e incluso las huelgas generales: se han centrado siempre, digamos, en los síntomas y nunca en la enfermedad. No se hizo ninguna manifestación contra las políticas descabelladas y derrochadoras del gobierno anterior comparadas con las más de tres mil quinientas que se han llevado a cabo contra el gobierno actual. Se han centrado en los recortes, ley laboral, etc, que no dejan de ser síntomas del verdadero problema; y lo curioso es que jamás ha tenido lugar protesta alguna contra las insostenibles autonomías y la posibilidad de ejercer los cambios necesarios hacia una verdadera democracia. En la partitocracia actual los políticos dependen de su jefe de partido y no de los ciudadanos. Por lo tanto ¿por qué van a hacer nada por nosotros? De poco sirven las manifestaciones que hagamos ... Pues bien, todavía está por ver una manifestación o huelga general para pedir, digamos, el diputado de distrito uninominal con mandato imperativo, quien sí se vería muy presionado a hacer lo que le pidiéramos sus votantes, y sin manifestaciones; con una simple votación. Tampoco hemos sido testigos de ninguna manifestación para pedir democracia participativa por internet y poder tratar con el pueblo ciertos asuntos como, digamos, la derogación de la actual ley del menor que tanto desprotege a los mismos menores ante un virtual menor asesino, que es a quien la ley protege sobre la víctima. Además, la e-democracia resultaría muy fiable y económica. Es decir, siempre nos tienen dirigida la atención a los síntomas de los errores que cometen los políticos, pero nunca a cómo podemos controlar a los políticos; una gran cortesía, cabe decir, no sólo de los medios y partidos sino también de nuestros sindicatos; Trabajan todos a una, como Fuenteovejuna, pero el pueblo no sabe actuar ni organizarse así: los ingenieros sociales que él mismo paga no trabajan para ellos...
  • El método del cuentagotas es otro vector interesante. Se trata de no reducir drásticamente un bien del que ya se disfruta y se ha ganado con creces: la libertad, el sueldo, la sanidad o derechos hace largo tiempo adquiridos a base de sangre sudor y lágrimas. Estas "perdidas" tienen lugar siempre poco a poco, para que dé tiempo a digerirlas y además toda resistencia se considere estéril e inútil. Cuantas veces hemos escuchado ¿para qué vamos a hacer nada, si siempre hacen lo que quieren ...? Por ejemplo, antes, cuando se ganaba más, un mileurista hubiera sido considerado un trabajador mal pagado. Ahora es un privilegiado porque acceder a un trabajo se ha convertido en una oposición de dos mil personas presentándose para un puesto en una empresa que estará pagado alrededor de mil euros brutos. Éste es un caso empírico, no inventado. Ya sabemos en qué se puede quedar ese sueldo bruto. Pero mientras, algún político se queja de ganar sólo cinco mil euros al mes y jamás encontramos a ninguno en la cola del paro.Y mucho menos, ha ganado ese puesto mediante una oposición si me permiten el chiste.
Quienes controlan los vectores de cuánta, cómo, dónde y cuándo se filtra la información son los medios de comunicación. Estos vectores sí son abiertos al público y quedaron genialmente recogidos en las diez estrategias de manipulación mediática de Chomsky (ver enlace). Prensa, radio y televisión son excelentes ingenieros sociales que sirven a quien les paga: a los políticos, a los lobbies o a los ciudadanos, la menor de las veces. Es la diferencia entre los medios subvencionados, comprados y los más o menos libres.
La ingeniería social es un método que nos puede resultar beneficioso o perjudicial según las intenciones para las que se programe. Los gobiernos suelen utilizar ingeniería social, pero tampoco siempre lo hacen de forma negativa, ya que también hacen uso de ella para que el mensaje sea aceptado y beneficioso para la sociedad. Estas políticas beneficiosas pueden proyectarse en defensa de la nación contra posibles agresiones no sólo militares, sino también económicas o sociales. Otro ejemplo serían las campañas de tráfico, cuyo objetivo es evitar accidentes y salvar vidas. Algunos pueden quejarse de que dichas campañas sean más o menos agresivas, pero no hay nada más agresivo para nuestra integridad que un accidente de tráfico. También la educación sanitaria, las campañas de vacunación, etc han mejorado nuestra calidad de vida; aunque como en todo, siemopre haya detractores.
Cuando empezamos el artículo hablábamos de los ingredientes de una paella para aproximarnos a la complejidad de la ingeniería social. En nuestro pequeño viaje hemos comprendido también la necesidad de reconocer los vectores y estar siempre alerta para lograr paliar sus ataques. Esos vectores sabemos que se interrelacionan e interactúan unos con nosotros como los ingredientes de la pella bien cocinados afectarán la percepción de los comensales. y podemos deducir que nuestra posible defensa dependerá de tres factores: la calidad de la democracia, nuestra formación y la información a la que accedamos. Estemos todos alerta, aumentemos nuestra colección de vectores y no descuidemos en ningún momento de nuestra vida la formación.
Vicente Jiménez




domingo, 17 de febrero de 2013

Primero, juegos de espías y después... quién sabe.


A estas alturas de la película, los que tenemos suficiente edad para haber sido testigos presenciales de lo que se ha cocido desde los años 70, ya disponemos de suficiente perspectiva como para estar viéndole las orejas al lobo y a los peligros que comporta la tecnología si no se la embrida de forma muy efectiva. Digamos, que al dragón de siete cabezas le ha crecido una más. El enorme salto tecnológico conseguido en el último segundo, considerando ese segundo bajo la perspectiva histórica de nuestra evolución desde el momento en que descubrimos el fuego, debe hacer sonar nuestras alarmas interiores.

La primera calculadora que tuve en mis manos, a mediados de los 70, me pareció la octava maravilla; y sólo resolvía la cuatro reglas. Al pasar al Spectrum creí que nada lo superaría: se podía programar en Basic cualquier cosa... Ahora los GPS, móviles y tablets de última generación no me sorprenden. He aprendido la lección. Pertenezco a una generación que ha sido testigo de infinidad de cambios vertiginosos... y las jóvenes generaciones presenciarán otros mayores desarrollos tecnológicos, si un meteorito o demasiada tecnología no acaba antes con nosotros.

George Orwell y Aldous Huxley, unos verdaderos arúspices, examinaron las entrañas del binomio poder-tecnología y el impacto directo que podría ejercer en el hombre y la sociedad. Ya nos advirtieron ambos autores por activa y por pasiva que cuanto mayor fuese nuestra desconfianza respecto al uso que pudiesen imprimirle los poderosos a la tecnología... mejor para nosotros. Y al Igual que Julio Verne, nos dibujaron posibles futuros.

Huxley lo enfocó desde el prisma biológico en su “Un Mundo Feliz” y Orwell bajo la perspectiva social en su “Mil novecientos ochenta y cuatro”. En ambos, un dictador puede disfrazar una dictadura peor que la de Lennin bajo el manto de una “democracia perfecta” totalmente controlada por la tecnología. Y la tecnología no es un prisma de una arista, es poliédrica.

En una escena de la película “La noche más oscura” sobre la búsqueda, captura y muerte de Bin Laden, un agente de la CIA intenta arrancar información a un prisionero. Cuando éste se niega a hablar, el agente le contesta sonriente: “No te preocupes... hablarás. Es simplemente una cuestión biológica, ¿sabes?”. En la novela de Orwell, los protagonistas se debaten conjeturando cuánta angustia y límites de tortura puede incluso un santo llegar a soportar, no hasta llegar a ser destruído, sino hasta que llegase a “vaporizarse” en nada.

Uno recuerda que Rubalcaba, en cierta ocasión nos dijo jocosamente “oigo y veo todo lo que hacéis”; y ahora ha salido a la palestra el espinoso asunto de espionaje entre partidos: no bastaba con la corrupción, no. Cree el ladrón que son todos de su condición y si yo tengo algún esqueleto en mi armario mejor que husmee en el tuyo. Con lo cual, el asunto del espionaje da en qué pensar... quien lo contrata ¿tiene algo que ocultar, y de ahí su sospecha?

Es lo que nos faltaba. ¿Quién de nosotros puede estar seguro? Si se empieza a conjeturar si podemos estar o no vigilados tan fácilmente en nuestros mismos hogares, si nuestra intimidad está o no amenazada es muy mala señal. Es confirmarnos que la tecnología está ahí al alcance de cualquier Gran Hermano: no el de Tele5 sino el de Orwell, para implantar una dictadura antes de que nos hayamos percatado. A raíz de los últimos jueguecitos de espías, nos han plantado en algunos medios televisivos ante las narices, muy ordenadamente expuestos sobre una mesa; eso sí, unos aparatitos bastante inquietantes. Si la información es poder, ya hay tecnología para recoger y procesar información en cantidades industriales. Es decir... hay poder.

Así que si en estos momentos tenemos muchas piezas del puzzle de Orwell, es decir, suficiente capacidad tecnológica para perder la intimidad, la tenemos para perder la poca libertad que nos queda.
Miro atrás en la historia con los ojos del romanticismo y creo que, aunque debieron llevar una vida muy dura, jamás existió en ningún lugar en la historia de la humanidad un periodo de libertad como el que debió darse en aquellos inicios de la democracia, nada más terminada la Guerra de Independencia de los Estados Unidos.
Vicente Jiménez




jueves, 7 de febrero de 2013

O nos espabilamos o la casta nos fríe.



Las primeras páginas de los periódicos están sudando últimamente tinta azul con el tema de la corrupción del PP. Pero para mí, la corrupción forma parte del sistema y ha dejado de preocuparme. Lo que sí mi preocupa es que quienes votamos PP lo hicimos para que pusiesen este país patas arriba; nuestro gozo en un pozo. Es curioso que, en cambio, no rezumaran tinta roja con la putrefacción y el derroche del gobierno anterior, de cuyos favores estamos disfrutando de desahucios, indigencia, paro, trabajos mal pagado y todas las demás cortesías. Respecto a la corrupción, al formar parte del sistema, me temo que si ambos hubiesen tenido el doble, hubiesen robado y derrochado el doble: unos se lo habrían gastado en droga, putas y vicio. Otros se lo habrían llevado ricamente a paraísos fiscales cuyos nombres, he de confesar mi ignorancia, no sabía ni que existían: ¡Bravo!

Sin embargo, no me cabe duda de que muchos políticos nada tienen que ver con ese expolio y mediocridad: son los políticos de vocación; como también hay maestros de vocación, jueces y médicos, enfermeras, etc.

El atolladero sobreviene de que ningún profesional puede cumplir bien con su función si la estructura no le ayuda. Para que un experto pueda cumplir con satisfacción, eficacia y éxito el desempeño de sus funciones ha de estar respaldado por una estructura, cuyo único y principal objetivo sea apoyarlo: es decir, toda la estructura está para que el político pueda servir a sus votantes y no para que tanto el político como el ciudadano estén para servir a la estructura, en este caso al partido político.

Recuerdo una película de Gary Cooper: siendo, él, un capitán del ejército colonial inglés, comandando un fortín ubicado en uno de esos países Africanos, sobreviene una demoledora epidemia donde todos los nativos empiezan a morir. El héroe supermédico, junto con la superenfermera, junta a todos los enfermos en un barracón y trabajando cuarenta y ocho horas diarias y a punto de la extenuación descubren el origen de la enfermedad y salvan a los negritos. Todo acaba con un apasionado beso entre los protagonistas ...

Precisamente, este es el ejemplo de cómo nunca debe tener que trabajar un médico: necesita toda la estructura de un hospital apoyando su labor. El hospital con todos sus recursos ha de trabajar para el médico y no el médico para el hospital. Necesitamos buenos hospitales y no supermédicos tipo Gary Cooper. Es como si a un mecánico no le dan el taller, ni las herramientas, ni las piezas adecuadas para arreglar un vehículo, ni los clientes; también necesita de una estructura de apoyo... como sea que tenga que estar organizado un buen taller.
Eso lo estamos sufriendo en nuestro sistema político. Conozco a un político que es un fenómeno y al que una vez metido en el sistema del partido al que se afilió no le dejaron desarrollar y aportar su creatividad, formación e inteligencia. Tuvo que tirar la toalla y salirse asqueado. Da igual el carné: le hubiese ocurrido lo mismo en cualquier partido. Conozco también a varios sindicalistas muy dignos y honrados que no se han llevado más que disgustos y han tenido que pelearse con la empresa, los trabajadores comprados, y el sindicato. He perdido su paradero...

Si buscamos un factor común en ambos casos encontraremos fácilmente la ecuación que se siempre se cumple: Muchas veces no fallan las personas, sino el sistema.

¿Y en que falla el sistema? Pues evidente respuesta: deja puertas abiertas de par en par a los mediocres y corruptos; y esos corruptos son los que precisamente nos causan las grietas por donde se nos escapa el dinero a chorros y se suma el clientelismo. Y el sistema se retroalimenta y la bola se hace más grande.

Si de una cisterna se sale agua; o tapamos los escapes, o la cambiamos. Nuestra cisterna está fabricada de tres materiales que son los tres poderes: ejecutivo, legislativo y judicial. Cuando tenemos muchos escapes, y si la masilla resulta incapaz para tapar las grietas, hay que cambiarla por otra nueva. Con uno solo de esos tres poderes que no funcione y no cumpla con la garantía de calidad tendremos un escape de agua, utilizando el símil...

En estos momentos seguimos sufriendo una fuga imparable que el gobierno ha querido tapar con nuestras manos, a base de recortes, y por muchas manos que pongamos no se va a taponar. El balance entre lo que entra y en caja y lo que sale seguirá siendo negativo.

O convencemos al gobierno para que nos cambie la cisterna, o el dinero se nos va a seguir escapando por las grietas de la corrupción, las autonomías insostenibles y la imposibilidad de poder cerrar esas puertas que han dado vía libre a toda clase de desmanes con nuestro dinero, que un jeta tuvo la desfachatez de decir que: “No era de nadie”, cuando el dinero público es sagrado, porque es de todos.
Para empeorar todavía más las cosas hemos de sumar la complicidad de los medios, que lo único que saben es ponerse las manos a la cabeza diciendo: “Mirad cuántas grietas, esto es horrible”; “Mirad cuánta agua hay por el suelo”... y otros salen a la calle a protestar porque tienen una piscina de agua en el piso. Y la policía se ve obligada a intervenir y esto es una locura.

Señores, un poco de sentido común. Da igual la manipulación de los medios de comunicación. Da igual lo que nos digan los sindicatos. Tenemos la opción de ser poco prácticos y extraer los datos de nustra propia observación directa de la realidad: de lo que le pasa a tu marido, a tu hijo, a tu mujer, a tu vecino … No os fiéis de mí, pero de los medios y de lo que os digan lo políticos menos; no os fiéis de nadie. 

Confiad en vuestra experiencia personal y fijaos en que tenemos fugas y un tsunami de agua porque la cisterna no funciona; se sale por todos lados. Esto equivale a decir que el sistema partitocrático y de autonomías que tenemos ni nos sirve ni lo podemos mantener. Mientras lo hagamos, estaremos promocionando la corrupción: y lo que es peor: aunque pudiésemos secar el suelo la próxima ola nos arrastraría a varias generaciones: presentes y por venir, sin remisión. Nosotros marcaremos nuestro futuro por necios, no los políticos, si lo permitimos.

¿Queréis una cisterna cuasi estanca? Exigid una democracia de verdad: Diputado de distrito uninominal con mandato imperativo, división radical de poderes y participación activa de los ciudadanos en la democracia. Podrían utilizarse fácilmente las nuevas tecnologías de la comunicación para que los ciudadanos pudiesen hacer propuestas y para consultas rápidas y muy fiables por parte del gobierno. Es evidente que entre la chusmocracia que pretenden algunos, donde todo resultase asambleario, y una democracia participativa hay mucha diferencia...

Conclusión: no nos fijemos en el agua derramada (como quieren ellos) y centrémonos en la cisterna (como nos conviene a vosotros...) No enfoquemos toda nuestra atención sólo en la crisis, la prima de riesgo, el paro, etc, hacia donde nos "conducen" los medios; porque esos son acompañantes de un sistema que no funciona. No existen soluciones mágicas. Dediquémonos a sobrevivir como podamos aunque ciertos corruptos (banqueros, políticos, etc) vivan un tiempo como millonarios y centremos todas las fuerzas que nos queden en acciones cívicas para obtener una democracia real. Será la forma de quitárnoslos de encima y puede que recuperar algo de lo robado. Igual que cuando se cura una enfermedad desparecen los síntoma, así ocurrirá si nos curamos de esta partitocracia corrupta y de estas nefastas autonomías.
Vicente Jiménez




viernes, 1 de febrero de 2013

En busca de título para una canción


Es verdad que alguien consideró que una mentira repetida muchas veces acababa por convertirse en una verdad. Y ahora nos llegan como un flash todas las verdades a medias, las mentiras enteras, las insinuaciones y el montón de embustes que han martilleado monótonamente nuestras vidas a diario, incluso defendiendo lo blanco sobre lo negro cuando lo que se protegía era un negro mucho más siniestro y oscuro.
Sólo un hombre necio puede dejarse convencer porque escucha las mismas mentiras una y otra vez. Sólo un ignorante puede dejarse ahormar porque le falta la libertad de poder elegir. Pero ¿no es mejor ser un loco libre antes que perder la identidad? Sólo un necio o un esclavo se deja robar la identidad.

La identidad lo es todo. Es lo que somos, lo que fuimos y lo que seremos. Son las experiencias que acumulamos desde niño hasta el momento de leer estas líneas. Dicen que un hombre escuchó por la radio mientras conducía: “Un loco va en dirección contraria por la carretera ...” A lo que él pensó: -¿Uno? No, todos. Todos vienen en dirección contraria- Lo que nadie sabe es que para evitar un choque frontal ese loco solitario tomó un desvío y otra ruta, y aunque parezca mentira mantuvo el sentido y además acertó de lleno. Este suceso aislado no hubiera tenido ningún interés si no supiéramos que el conductor solitario iba huyendo de una catástrofe, de un tsunami. En realidad estaba escapando para salvar a su familia de un régimen totalitario.
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Las evidencias que estaba presenciando se las había escuchado mil veces a su abuelo, que había evitado los horrores de Dachau. De cómo el perro temblaba inquieto queriendo escapar sin saber a dónde ir exactamente. De cómo cuando se hizo la calma total no se movía ni una hoja. De cómo las moscas desaparecieron y hasta los pájaros enmudecieron para salir huyendo en bandadas perfectas siguiendo su sexto sentido atávico. Y se escucharon los motores de los primeros blindados y tembló la tierra. La masa explotó exaltada gritando como una sola garganta el nombre de aquel mesías que los había fascinado y al que admiraban con un fervor cuasi religioso; exultantes ante la presencia de un dios que levantaba el brazo saludándoles desde un coche descubierto. Y de cómo todo ese público le devolvía el saludo como un solo brazo y un solo gesto y lo que es peor, un solo sentimiento irracional. De cómo después del desastre algunos todavía seguía creyendo en aquel dios derribado de pies de barro y de cómo otros sólo hubieran querido salir de ese infierno al que les llevó el falso mesías. Todos acabaron sufriendo. Perseguidores y perseguidos. Víctimas y verdugos. Culpables e inocentes. Todos cumplieron con su cupo de sufrimiento y unos aprendieron y otros no.

Y ahora veo que los hombres seguimos sin aprender. La misma soberbia, la misma ira, las mismas mentiras, las mismas promesas, la misma avaricia y los mismos necios siguiendo las consignas irracionales con los mismos sentimientos irracionales. Envueltos en los mismos sueños y las mismas banderas aunque parezcan distintas. Sufrirán los necios y sufrirán las víctimas y ahora se repite lo que el abuelo dijo. Replicamos la historia una y otra vez con las mismas moléculas de ADN y yo me aproximo al conductor loco para pedirle que me deje acompañarle. Puede que el camino esté lleno de baches y vaivenes, de tristezas y de alegrías. Pero seguiré siendo yo y no dejaré que otro me diga quien soy ...

Vicente Jiménez