jueves, 21 de marzo de 2013

La trampa de las Listas Abiertas y una España Federal


Si no andamos avispados, el espejismo del que partió esta “democracia” podría perpetuarse treinta, cuarenta o cincuenta años más junto al riesgo de multiplicar los efectos devastadores que las autonomías han tenido sobre la sociedad civil. Ya se oyen ciertas voces expresando la necesidad de listas abiertas o replanteamiento del modelo territorial hacia un federalismo asimétricoi.
Como cuando hay humo es indicio de que en algún lugar cercano debe haber también fuego, en estos momentos he encontrado ciertos indicios de que nos exponemos, teóricamente, que en algún momento y como tabla de salvación nos pudiesen exponer dos tipos de planteamientos:

El primero planteamiento sería el de la cuestión de las listas abiertas como panacea para mejorar nuestra salud democrática.
El segundo bálsamo de Fierabrás, y más inquietante, sería proponernos una federación, del tipo que fuese, como logro para regenerar las autonomías y completar la democracia en España. Incluso, que siguiendo esas pautas llegaríamos a acercarnos a democracias tan consolidadas como la de EE.UU, Israel, Inglaterra o Francia.
En ambos casos, lloverían los argumentos por parte de expertos tertulianos en los medios; y se aplicaría, al completo, el manual de ingeniería social. Estos serían presumiblemente los argumento demagógicos a los que seríamos sometidos:
“Con las listas abiertas, se asegurará por fin, una democracia muy sólida, ya que es el pueblo quien vota el orden de las listas... un gran paso definitivo. Por fin, democracia para el pueblo y por el pueblo. El pueblo ya decide”,  o se argumentarían razonamientos mucho más elaborados y seríamos testigos de acalorados debates entre el policía bueno; aquel que defiende la lista abierta y policía malo, aquel que se opondría. Al final, el desinformado espectador quedaría embelesado ante los argumentos esgrimidos y cavaría su propia fosa el día de una consulta o plebiscito a favor de la lista abierta.

Lo que ningún medio mencionaría, ni por equivocación, es que todo esto resultaría una gran estafa y tomadura de pelo, ya que el verdadero poder no está en las listas abierta sino en confeccionar la lista. En este momento, esa prerrogativa está en manos de los partidos, y con la lista abierta continuaría así: ellos (los partidos) seguirían confeccionándolas.

Aspiramos a realizar cierta pedagogía, que no apología, y advertir sobre la única forma verdaderamente democrática en la que habría de elegirse a los representantes del pueblo: mediante el diputado de distrito uninominal con mandato imperativo. Es así de simple: cada diez mil votantes (distrito), por ejemplo, el pueblo (no el partido) elige a un representante; y éste tendrá que votar en el congreso lo que sus votantes le hayan indicado. Si por ejemplo, nos preguntasen si queremos seguir en el Euro, y ese distrito decidiese que no; el representante tendrá que votar que no en el Congreso. Es decir, la voluntad del pueblo; no la del partido. El representante se debe a sus votantes, no al partido; y se debe durante toda la legislatura, no cada cuatro años.
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Sigamos en nuestro viaje imaginario al futuro y preguntémonos qué peligros acecharían si viésemos titulares y anuncios del tipo “Los Españoles decidirán sobre una federación asimétrica... Histórico acuerdo entre el Presidente del Gobierno y los nacionalistas ... Un gran logro para todos... hablando se entiende la gente... el nacionalista está realizando un gran sacrificio, ya que renuncia a la secesión”; de momento, luego volvería a las andadas del chantaje (un chantajista nunca abandona a su presa), claro... Y así repetiríamos sesión de policía bueno y malo defendiendo un tipo de federalismo sobre los otros, y añadirían que el periodo de las autonomías estaría superado, junto a un fin de etapa del Juancarlismo. Además, siempre participarían los mismos actores, ya que ni se molestarían en cambiarlos, aunque solo fuese por aquello de que en la variedad está el gusto

Analicemos ahora la cuestión de un estado federal; y para mas inri, “asimétrico”. Eso no sería más que continuar con la orgía de malgasto y descontrol de las autonomías. No cesaría la enorme mediocridad de políticos profesionales constituidos en casta y que serían incapaces de sobrevivir un solo día en la vida normal. Lo de asimétrico no dejaría de ser más que un eufemismo para perpetuar unos estados nacionalistas más privilegiados, una casta más rica; y dominarían a los demás estados casi como colonias. En esta ocasión, nosotros, el pueblo, continuaríamos sin ningún control sobre los políticos y además, la impunidad sería ya absoluta para esas oligarquías que ya se han establecido en las nefastas autonomías; con alguna más que se añadiría al festín, y cuyo dominio sobre los cuatro poderes (incluimos el de los medios) costaría mucho sacrificio y generaciones derrumbar. Aceptar cualquier tipo de federalismo sería condenar a las futuras generaciones a vivir en algún lugar sombrío de un triste mosaico y una nueva Edad Media bajo el paraguas federal de la indigencia y esclavitud ¡Barra libre para los pícaros y mangantes!

Como colofón final, el montaje de ingeniería social podría quedar más o menos cuadrado cuando entrase en juego un nuevo vector: La salida posible al conflicto económico mediante un cambio de organización territorial y aplicación democrática con listas abiertas. "Mediante listas abiertas... mediante un estado federal nos ahorraremos millones de Euros... y para tal fecha tendremos la deuda pagada".
No habría mayor engaño y perversidad si cayéramos en esas trampas. Seguirían triunfando los políticos mediocres de poca cualidad moral y su poder sería mucho más inmenso del que habrían soñado nunca. Hasta ahora, nadie los ha controlado, pero aún así quedan resquicios de decencia (muy pocos). Cuando aparece un juez honrado, los corruptos son imputados o van a la cárcel. Con la opción federalista se cerrarían todas las oportunidades, hasta las pocas de las que ahora disponemos. Nadie podría controlar a ningún político nunca más. En España, un sistema político honrado tiene que controlar siempre a rajatabla el factor de la picaresca: una cualidad autóctona, guste o no. Recordemos que el género literario de la picaresca, solo existe en España.

Cuando Suárez reconoció una ley electoral en la cual se confeccionaba una lista donde los que estaban en los primeros lugares serían los elegidos estaba abriendo una autopista a la oligarquías, a la impunidad y a la corrupción.

Los medios impresos más supuestamente libres mencionan tímidamente, pocas veces, la cuestión de la listas abiertas. En los medios sociales se observa también cierto bufido por las listas abiertas como paladín que nos conseguiría la representatividad parlamentaria: nada más falso. Ese representante “puesto por el pueblo” y no por el Jefe de Partido seguiría estando al servicio del partido.

Suárez es nombrado por Franco ministro de La Falange, a Juan Carlos lo nombra Franco y Juan Carlos nombra a Suárez... Ésta es la triangulación de la que partió nuestra transición. Un hecho histórico puntual en un ambiente y una situación a la que hay que retroceder: ¿cómo empezó todo? Suárez legalizó al partido Socialista y al Comunista con dos personajes al frente: Felipe González y Carrillo, junto a los partidos independentistas y nacionalistas de Cataluña y País Vasco. Nada de legalizar a ningún otro partido: a los republicanos, por ejemplo, no se les permitió entrar en ese juego. Ninguno traspasó para nada el poder recibido gratuitamente a manos del pueblo: el poder pasó directamente a manos de los partidos; por lo tanto, el pueblo jamás ha tenido acceso al poder ¿Por qué iba a mejorar todo con un estado federalista otorgándole más poder todavía a la oligarquía dominante? Una vez los partidos que participaron el el festín heredaron el poder del régimen anterior, la cosa fue más bien fácil y cayó por su propio peso: los partidos se limitaron a confeccionar unas urnas en las que para nada se preguntó al pueblo sobre quiénes debían confeccionarlas; y sin elecciones previas ni nada, controlaron un poder directamente emanado desde el Franquismo, sin el control de Franco a los políticos, y hasta nuestros días.

Como propone la Red de Ciudadanos Comprometidos la solución está en nuestro conocimiento sobre la verdad. Solo así seremos capaces de elegir y estaremos vacunados ante cualquier manipulación. Ahí está nuestra libertad.

Vicente Jiménez


iSe habla de federalismo simétrico cuando los distintos estados de una federación poseen las mismas competencias. Cuando a cada estado se le conceden distintas competencias o unos poseen mayor grado de autonomía que otros se habla de federalismo asimétrico.

viernes, 8 de marzo de 2013

Corrección política, ¿ cómo empezó y tiene tanto éxito en la sociedad occidental ?


¿Qué es lo políticamente correcto?  ¿Cómo empezó y cómo ha llegado a tener tanto éxito y doblegar gobiernos y voluntades? Parafraseando a Edmund Burke: para que “lo políticamente correcto” triunfe sólo se requiere que las personas sensatas no hagan nada” y dejen vía libre a los pícaros.
Vale la pena reflexionar si la corrección política es ante todo un ataque a la libertad de expresión, claridad de pensamiento y a la discusión racional. La corrección política es perpetrada por la izquierda en la política como una cubierta para su ideología defectuosa después de su estrepitoso fracaso en la URSS y la caída del Muro de Berlín - una especie de marxismo cultural impuesto a modo de doctrina monolítica donde el “líder dixit” nos recuerda al “magister dixit” medieval. Poco quedó de aquella Arcadia feliz y Utopía Marxista a las izquierdas Europeas una vez que cayó el Muro de Berlín y Cuba agonizaba sin la protección de la URSS. Había que sustituir una doctrina que incubara el Marxismo sin que pareciese una teoría Marxista; porque quien sabe, cuando se incuba el huevo de la serpiente ésta puede de nuevo eclosionar. Así que no quedaba otra que esconder sus ideas al amparo de no querer ofender a nadie y proclamar una igualdad engañosa en todas las facetas de la vida; eso sí, de cara a la galería.

Lo que la izquierda se tuvo que plantear es que si queremos que todos seamos iguales hay que igualar por lo bajo - es la única forma práctica que tienen de hacerlo, pues de momento no saben hacer milagros: no pueden conseguir que una persona sea más inteligente, pero si que una inteligente sea más zoquete. Así logran una población uniforme, escuelas uniformes y sociedades uniformes donde nadie destaca... para eso, por ejemplo, se hizo la LOGSE y acabaron de un plumazo con la cultura del esfuerzo como algo indeseable. Eso sí, los próceres se ocuparon muy mucho de llevar a estudiar a sus hijos a escuelas de élite y perpetuar una casta dirigente.

Y eso de igualar tampoco era un invento nuevo. Ya aquel famoso bandolero griego Procrusto tenía un lecho. Obligaba a las víctimas que capturaba para robarles a tenderse: a los de talla alta, y para adaptarlos a la cama, les cortaba los pies. A los de baja estatura, los acostaba y entonces les estiraba violentamente las extremidades para alargarlos. Los únicos que podían respirar tranquilos eran los que daban la talla del lecho de Procusto; a esos, no les pasaba nada, les devolvía lo que les había robado y los dejaba marchar con el susto en el cuerpo, eso sí. Aquí, voy a romper una lanza por la doctrina progre, para no ser acusado de maniqueista y les reconozco que con los de talla corta se portan muy bien, porque los engañan descaradamente y les dicen que son iguales a los de la talla medianita. Eso sí, a los que se pasan de talla les cortan las alas y los pies. No vayan a ser más listos que los progres y les descubran el juego.

El método
La corrección política abomina y elude el debate para a continuación dar una "sabiduría recibida", que no debe ser cuestionada bajo ninguna circunstancia. Quien la cuestione caerá ineludiblemente en la descalificación, el insulto y el más vacío de los ostracismos. Y cualquiera que esté en desacuerdo con esta "sabiduría recibida", por lo tanto, debe ser una persona muy desagradable y facha, por lo menos, a quien hay que despreciar y escarnecer, sobre todo públicamente. Esta presión de los compañeros es fundamental en la aplicación y ampliación de la corrección política y en todos los totalitarismos en general: y así se propaga.

Por ejemplo, si tiene Vd. dudas sobre si la inmigración sin restricciones en este país es necesariamente una buena cosa o no, ya es Vd. sospechoso de racismo; entonces usted debe ser un desagradable intolerante fascista, por lo menos. Vamos, todos en manada al grito de "racista" contra quien osó dudar y se le apedrea en público simbólicamente acordándose de su familia . Por supuesto, sólo los “duros de pensamiento y mollera” o los jeta que viven de ese engaño pueden tapar esta farsa - cualquier persona con un mínimo de sentido común puede ver la falacia de tal planteamiento y razonar que le esconden el precio que pagan por seguirles.
    Pero, ¿fueron los progres (esa nueva izquierda) lo suficientemente inteligentes como para disfrazar su vieja doctrina de izquierdas de forma que se adaptase al nuevo orden mundial (adaptase al medio), cuando el comunismo había ya fracasado estrepitosamente en Europa? Parece ser que lo han logrado imponer con bastante éxito gracias a los complejines de la derecha y el hooliganismo empleado por la manada. En nosotros está realizar una contrarreforma a este comunismo disfrazado tan pernicioso. Estas son básicamente las coordenadas en las que se mueven y cuya discusión les pone tan nerviosos. Son once artículos de fe que ya fueron propuestos  ya nada menos que por la Escuela de Frankfurt
     
  1. Etiquetado acusación y persecución de acciones consideradas como delitos de racismo sin en realidad serlos
  2. Cambio continuo de crear confusión.
  3. Enseñanza de las relaciones sexuales y la homosexualidad a los niños.
  4. Debilitamiento de las escuelas y la autoridad de los profesores.
  5. Enorme inmigración para destruir la identidad nacional.
  6. Promoción del consumo excesivo de alcohol.
  7. Vaciando las iglesias.
  8. Un sistema legal con un sesgo en contra de la víctima de un delito y a favor del delincuente.
  9. Dependencia de los beneficios estatales.
  10. El control y la banalización de los medios de comunicación.
  11. Fomentando la desintegración de la familia
¿Os suena familiar? Creo que sí.

Vicente Jiménez